CABOS Y NUDOS NÁUTICOS - Paul y Arthur Snyder

Guía práctica ilustrada

Paso por paso, fotografía tras fotografía, están aquí todos los nudos y las técnicas para maniobras con cabos que necesita un marinero; una guía sencilla, colorida, completa.

Este libro describe los 20 nudos y empalmes más usuales que uno puede necesitar a bordo: todo ello mediante claras y sencillas instrucciones y fotografías, que muestran paso a paso la manera de armarlos y en qué casos debe utilizarse cada uno. Figuran aquí el as de guía, el nudo de rizo, la vuelta de escota, el ballestrinque y, por supuesto, muchos otros; pero también aparecen ciertas perlas inexplicablemente poco conocidas, como el grupo doble de calabrote y el nudo de estibador. Los avezados marinos Paul y Arthur Snyder van más allá de estas nociones básicas y nos enseñan la manera de adujar drizas y escotas, armar adujas de estiba, manipular cabos de amarre cobrar una línea, asegurar vueltas sobrepuestas en un molinete, remolcar dinghies, recoger un cable de amarre, y muchas otras maniobras.

La terminología marinera y la técnica del manejo de cabos han variado muy poco desde la primera edición de este libro, hace unos treinta años; desarrolladas durante siglos una y otra habían llegado a una precisión y sistematización casi perfectas. Pero ciertos materiales modernos, desde el dacron hasta el "spectra" y sus nuevas y variadas combinaciones, nos han proporcionado cabos sintéticos más resistentes y antideslizantes. Cabos y nudos náuticos nos indica en cada caso el mejor modo de manipularlos.

Exsten por lo menos tres procedimientos para armar nudos: es posible hacer nudos incorrectos, y tener que repetrilos innumerables veces; es posible hacer incorrectamente un nudo correcto, lo cual implica de ordinario tener que introducir trabajosamente una y otra vez chicotes en senos y lazos hasta que el nudo parezca estar bien hecho; o bien finalmente, es posible "modelar" un nudo con aplomo, confianza y un par de rápidos movimientos de muñeca, a ojos cerrados. En la oscuridad de las primeras horas de la madrugadas, sobre una cubierta húmeda en constante cabeceo, este último procedimiento es el único que siempre da buen resultado.