Los indios de la Tierra del Fuego
El último confín de la tierra se destaca como un clásico entre todos los libros escritos sobre el extremo más meridional del continente sudamericano.
Después de una breve revisión de varios contactos generalmente trágicos que tuvieron los europeos con los pueblos indígenas de Tierra del Fuego desde la llegada del HMS Beagle en 1826, la parte principal de esta historia épica comienza en 1871, cuando los padres del autor —Thomas y Mary Bridges—, junto con su hermana mayor Mary, abandonaron la estación de la Misión Sudamericana en la isla Keppel del archipiélago de las Malvinas, para convertirse en los primeros colonos blancos en Ushuaia.
A pesar de enfrentar todo tipo de peligros y dificultades, lo que hizo que esta familia fuera finalmente exitosa y diferente de los colonos europeos posteriores en esta tierra remota fue su respeto por los pueblos indígenas entre los que se establecieron. En la isla Keppel, Thomas Bridges había comenzado a aprender el idioma de los nativos de Tierra del Fuego y más tarde escribiría el primer diccionario inglés-yámana. Sus tres hijos, Lucas, Despard y Will, nacieron en Ushuaia. Crecieron aprendiendo el idioma de los pueblos indígenas a su alrededor, escuchando sus leyendas y compartiendo muchas de sus actividades.
Además de ser atrapante en su lectura, el conocimiento de Lucas Bridges acerca de las personas entre las que vivió y trabajó hace de El último confín de la tierra un trabajo histórico y antropológico único. En sus páginas se cuenta, en detalle, la vida de una etnia cuyo modo de vida ancestral ha desaparecido por completo y que incluso entonces estaba al borde de la extinción debido a la expropiación forzosa de sus tierras por parte de los europeos y a enfermedades importadas contra las cuales no tenían defensas.
